jueves, 16 de agosto de 2012

Adicciones malas... y mitos sobre las drogas


El Cigarrillo



¿Por qué fumas?

Fumar es una forma de adicción. La nicotina que se encuentra en el cigarrillo es la responsable de producir dependencia, como la generada por el consumo de cocaína y heroína.


El cigarrillo cumple con los criterios de una sustancia para ser considerada como droga: CONSUMO COMPULSIVO, tolerancia (es decir, necesidad de aumentar la dosis para sentir el mismo efecto), dependencia, síndrome de abstinencia.

Un mínimo porcentaje de consumidores, cuando se lo proponen, logran controlar el consumo sin desarrollar dependencia al cigarrillo; pero en la mayoría de los casos la persona se vuelve adicta al cigarrillo y requiere de tratamiento especializado para controlar la dependencia.

Dejar de fumar no es sólo cuestión de voluntad.

La dependencia es la necesidad IRREFRENABLE del individuo de consumir la sustancia, en este caso el cigarrillo. Puede ser: física, psíquica o social.

Dependencia Física:el organismo se habitúa a recibir la nicotina y ésta se convierte en un elemento necesario para su funcionamiento. Esta CLASE DE dependencia se evidencia cuando la persona experimenta síntomas desagradables (síndrome de abstinencia) al dejar de fumar.
Dependencia Psíquica:Se manifiesta cuando la persona tiene la idea de necesitar la sustancia para realizar alguna actividad, incluso algo cotidiano como disfrutar de un libro, un programa de televisión, una fiesta o una conversación.
Dependencia Social: Cuando el consumo de cigarrillo es sólo en las reuniones o la vinculación a un grupo.

¿Qué es el síndrome de abstinencia?

El síndrome de la abstinencia se caracteriza por la aparición de una serie de síntomas y signos con los cuales el organismo del fumador responde ante la falta de éste.

Cuando hay síndrome de abstinencia, aparecen en las primeras horas del día al menos 4 de estos síntomas: deseo de fumar, ansiedad, aumento de apetito, insomnio, irritabilidad, dificultad en concentrarse, disminución de la frecuencia cardiaca y depresión.

Y puede presentarse también: dolor de cabeza, cansancio, mareos, vértigo, temblor interior, temblor de manos, dolor de ojos, náuseas, vómitos, contracciones musculares, debilitamiento, sudor en las manos, hormigueos en la piel y cambios en el sabor de los alimentos.

Test de Fageströn para medir la dependencia a la nicotina


1. ¿Cuánto tiempo pasa entre que se despierta y fuma su primer cigarrillo?

RESPUESTAS PUNTOS
a. Hasta 5 minutos 3
b. Entre 6 y 30 minutos 2
c. Entre 31 y 60 minutos 1
d. Más de 60 minutos 0


2. ¿Encuentra difícil no fumar en lugares donde está prohibido, como el cine?
a. Sí 1
b. No 0


3. ¿Qué cigarrillo le desagrada más dejar de fumar?
a. El primero de la mañana 1
b. Cualquier otro 0


4. ¿Cuántos cigarrillos fuma cada día?
a. 31 ó más 3
b. 21-30 2
c. 11-20 1
d. 10 ó menos 0


5. ¿Fuma con más frecuencia durante las primeras horas después de despertar que durante el resto del día?
a. Sí 1
b. No

0
6. ¿Fuma aún estando con alguna enfermedad en la que tenga que guardar cama la mayor parte del día?
a. Sí 1
b. No 0

Valoración
Entre 0 y 3: Dependencia baja

Entre 4 y 7: Dependencia moderada

Entre 8 y más: Dependencia alta




Recomendaciones para dejar de fumar



Coma preferiblemente, frutas, verduras, jugos, quesos y sopas suaves. Evite comer todo tipo de carnes, fritos, enlatados, salsas picantes, alimentos muy salados o muy condimentados.



Beba entre comidas, abundantes zumos, jugos de frutas ricas en vitamina C (cítricos) o agua: 8 vasos al día como mínimo.


Evite consumir licor y café.


Tenga siempre a mano algo para picar o masticar (ojo con el peso), como: fruta fresca, zanahoria, chicle sin azúcar, etc.


Cambie de rutina. Empiece a hacer ejercicio físico regularmente, practique algún deporte preferiblemente acuático. Utilice el sauna, el turco y reciba masajes de agua.


Mantenga sus manos permanentemente ocupadas (artes manuales, expresión artística, jardinería, etc.).


En su tiempo libre, procure hacer actividades satisfactorias, relajantes. Aprenda a relajarse y superar el momento crítico (inspiraciones profundas).


Repase continuamente la lista de razones para no fumar y los beneficios que ha obtenido desde que dejó de fumar.


Recuerde que los síntomas desagradables, al dejar de fumar, duran aproximadamente 15 días, ÚNICAMENTE.






El Alcohol



¿Y qué es el alcoholismo?

La adicción alcohólica es una enfermedad integral que afecta todos los aspectos de la vida de las personas, su organismo, su mente, el grupo familiar, su ambiente laboral y las relaciones interpersonales.

¿Por qué me puedo convertir en alcohólico(a)?: El alcoholismo tiene múltiples causas, las más importantes tienen que ver con la herencia, la personalidad y el ambiente social, especifiquemos algunas:


Predisposición genética

Baja resistencia a la frustración, inseguridad, baja autoestima, necesidad de aprobación, relaciones sociales con personas que consumen alcohol.

Dificultades en el manejo la tensión provocada por la vida cotidiana.

Conflictos personales permanentes sin resolver.

Proyecto de vida no establecido.

Tendencia a huir y no enfrentar dificultades.

Sentimientos de soledad y desesperanza.

Duelos no elaborados. Depresión, ansiedad.

Evaluando a cada persona se pueden encontrar más factores de riesgo, así que debemos estar alerta a cualquier cambio que pueda presentarse.



¿Puedo volverme alcohólico si mi madre o padre son alcohólicos?

Las personas con familiares alcohólicos poseen un riesgo mayor de padecer esta enfermedad, porque existe la posibilidad de presentar una tolerancia más amplia al alcohol (“aguanta más cantidad de alcohol, sin embriagarse”); pero eso no quiere decir que toda hija o hijo de personas alcohólicas esté destinada a desarrollar un alcoholismo.

El alcoholismo no es una enfermedad de personas mayores. Muchos jóvenes que tienen herencia alcohólica, se inician tempranamente en la bebida y solamente cuando la enfermedad está muy avanzada se dan cuenta que la padecen.




¿Qué sucede con el consumo frecuente de alcohol?

En lo orgánico: Las principales consecuencias son:

Daño en el hígado con cirrosis; daño en páncreas con pancreatitis y diabetes; daño en el estómago con gastritis, hemorragia, úlcera y cáncer; daño cerebral con convulsiones; daño de la visión y atrofia cerebral; aumenta el riesgo de cáncer de garganta.

En lo psíquico: Se presenta deterioro de funciones cognitivas (pérdida de la memoria, atención, concentración, aprendizaje), celos excesivos e injustificados (celotipia), síntomas de trastorno mental (alucinaciones, paranoia, delirios), depresión, ansiedad.

En lo socio-familiar:

Ausentismo académico y laboral, con posible deserción, consecuencias negativas a nivel familiar (ruptura de pareja, violencia intrafamiliar), deterioro en las relaciones sociales e incluso se puede llegar a la indigencia.



¿Qué sucede si mezclo cocaína con licor?

En especial durante las fiestas y rumbas de fines de semana muchas personas comienzan tomando cerveza, ron o aguardiente y cuando quieren experimentar sensaciones más fuertes o disminuir los efectos del licor inhalan o se inyectan cocaína. La combinación de cocaína más alcohol produce efectos contrarios en el Sistema Nervioso Central (cerebro), pues el alcohol es depresor y la cocaína estimulante; entonces se produce en el organismo una tercera sustancia llamada cocaetileno o etilcocaína, que precipita el cierre de las arterias que llegan al corazón, lo cual genera arritmias, convulsiones y finalmente lleva a la muerte. Existe el riesgo de llegar a una intoxicación aguda o coma etílico sin que la persona se dé cuenta.



¿Cómo saber cuando una persona requiere un tratamiento?

Cuando su familia o allegados notan aumento en el consumo, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo no justificados o agresión.
Cuando perciben cambios como aislamiento, no participación en actividades sociales y familiares, o apatía frente a éstas.
Cuando detectan cambios en su rendimiento académico y laboral.
Cuando en la empresa detectan cambios en su conducta, ausentismo, poco rendimiento, accidentalidad, aumento de fallas en su desempeño.
Cuando en una atención médica se encuentran alteraciones orgánicas o psíquicas como consecuencia del consumo de alcohol.
Cuando el usuario solicita ayuda porque su trabajo, su estudio o su entorno se están afectando.

Para la persona con alcoholismo es muy difícil identificar por sí misma los cambios que se producen en ella y su entorno, a causa de la adicción alcohólica; entonces generalmente es la familia, los compañeros, profesores o superiores quienes los reconocen y deben motivarlos a buscar ayuda; ya que aceptar que se es alcohólico(a) y tomar la decisión de realizar tratamiento, no es fácil y requiere una gran fortaleza personal.

La persona con alcoholismo necesita el apoyo de su familia y atención especializada para la recuperación (atención médica, psicológica y familiar). Ante inquietudes lo más indicado es consultar a instituciones o profesionales especializados en el tema.



¿Cómo sé si tengo problemas con el alcohol?

Para saber si se padece de un alcoholismo debe preguntarse ¿cuánta falta le hace el licor o cuánto necesita de él para lograr disfrutar de la vida?, puede responderse los siguientes cuestionamientos:

¿Le disgusta que le critiquen su manera de beber?

Si _______ No _______

¿Ha pensado que debe disminuir o suprimir el consumo de alcohol?

Si _______ No _______

¿Luego de haber bebido se levanta arrepentido de haberlo hecho?

Si _______ No _______

¿Ha sentido la necesidad de calmar los nervios del guayabo?

Si _______ No _______

Una respuesta positiva: posiblemente no es alcohólico.

Dos respuestas positivas: alto riesgo de alcoholismo. Debe preocuparse por buscar solución.

Tres o cuatro respuestas positivas: indica que es alcohólico y debe buscar ayuda.



Los Hongos



¿Qué son?

Los hongos alucinógenos son aquellos que contienen sustancias psicoactivas tales como la psilocibina, psilocina y baeocistina. Existen más de 200 hongos alucinógenos, brotan principalmente en bosques y terrenos húmedos y en el estiércol de las vacas.

Nombres populares:Hongos, florecitas, paraguas.

Forma de consumo:Suelen consumirse por vía oral, tomados directamente del suelo, acompañados de miel de abejas o leche condensada.



Efectos agudos y crónicos:

Un solo hongo puede ocasionar síntomas como euforia, excitación, confusión, manía, delirio, visiones o alucinaciones, alteraciones en la percepción de la forma y tamaño de los objetos.

Puede generar dolor de cabeza, dificultad para realizar movimientos, calambres, taquicardia, incremento de la presión arterial, a veces convulsiones y muerte. Además puede presentarse reacciones de pánico, depresiones severas y otros trastornos mentales de manera permanente.

Las manifestaciones se ven entre los siguientes 90 minutos de haberlos ingerido y pueden persistir hasta por seis horas o más.



¿Cómo sé si una persona consumió hongos?

Al igual que las otras sustancias, por los cambios de comportamiento y alteraciones físicas tales como: taquicardia, dilatación de las pupilas, náuseas, vómito, diarrea, enfriamiento de las extremidades, alteración de la percepción del tiempo, el espacio, alucinaciones y convulsiones en algunos casos.

Recomendaciones:

Debido a su presencia frecuente en la naturaleza se facilita su consumo. Por tanto, se debe velar para que los menores de edad y adultos se abstengan de consumirlos.

No suministrarle ningún tratamiento casero a la persona intoxicada por el consumo de hongos. Esta debe ser llevada a un servicio de urgencias, en forma inmediata.




La Marihuana



¿Qué debo saber de la marihuana?

La marihuana es la droga ilegal más consumida en todo el mundo. Proviene de un arbusto muy común en América, África y la India, aún cuando actualmente se cultiva prácticamente en todo el mundo.

La marihuana es una planta que contiene más de veinte sustancias químicas que producen efectos perjudiciales a nivel cerebral y en otros órganos del cuerpo. Generalmente su consumo es de forma fumada, en cigarrillos, aunque algunas personas experimentan con uso oral.

La marihuana es particularmente soluble en aceite, por lo que tiende a concentrarse en los tejidos grasos del organismo, como es el caso del cerebro, pulmones, hígado, riñón, corazón, bazo y glándula mamaria, que actúan como reservorios de la sustancia, así se presenta la tolerancia inversa en consumos crónicos; es decir, se produce un síndrome de abstinencia “retardado”. Tiene una vida media de una semana, por lo que a los siete días de su consumo aún se mantiene sin eliminar el 50% del principio activo.

Nombres populares: Yerba, moño, chiruza, bareta, mariajuana, chusca, porro, bareto.



¿Puedo volverme adicto a la marihuana?

Sí, está demostrado que su consumo provoca tolerancia hacia muchos de sus efectos; es decir, se necesita aumentar la dosis para conseguir los mismos efectos producidos en las primeras veces de consumo y evitar la sensación de malestar que produce la suspensión del consumo (abstinencia).



¿Cuáles son los efectos del consumo crónico de la marihuana en mi organismo?

Hay un ligero aumento en el ritmo cardiaco; una disminución de los tiempos de reacción a estímulos auditivos y visuales, retardo de las respuestas motoras e irritación de los ojos (todo lo cual hace peligroso conducir un automóvil o ejecutar tareas delicadas, pues se aumentan considerablemente los riesgos de accidentes de trabajo); también se produce sequedad de la boca y aumento del apetito.

Afecta la función de las glándulas sexuales masculina y femenina, disminuye el peso y tamaño de los testículos y ovarios.

Produce un comportamiento caracterizado por lentitud del pensamiento y de la actividad motora, llegando al punto en que el consumidor pierde el interés por casi todas las cosas que lo rodean.

Durante el consumo puede llegar a presentar un cuadro clínico igual a la locura y el uso crónico puede desencadenar una enfermedad mental llamada esquizofrenia que consiste en alucinaciones, ansiedad, agresividad y alteraciones en el pensamiento, entre otros.



¿La marihuana afecta mi inteligencia?

Recuerda que la marihuana es liposoluble y que tu cerebro está hecho, fundamentalmente, de grasa. Así pues, la marihuana se adhiere a todas las paredes del cerebro y reduce la capacidad para realizar actividades que requieren coordinación y concentración, como los deportes, conducir o estudiar. Contrariamente a lo que ves en la TV o en el cine o escuchas en canciones, la marihuana no te hará más creativo, imaginativo o conquistarás más chicos o chicas. La fijación del producto activo de la marihuana sobre el cerebro puede entorpecer la memoria, la concentración y dificultar todos los procesos de aprendizaje.

Si te acostumbras a fumar marihuana siempre que sales de "parche" o vas a una rumba, puedes desarrollar el síndrome amotivacional: todo te da igual, te aíslas de la gente y no te relacionas con casi nadie, incluida la familia y amigos (as).



¿Cómo sé si alguien consume marihuana?

Si se trata de pequeñas cantidades se detectan los síntomas iniciales a su consumo o preguntándole directamente a la persona. Pero en el caso de uso crónico (varias veces a la semana durante varios meses), los síntomas más característicos son:

Pérdida de interés o motivación por el estudio o el trabajo.

Cambios bruscos en el estado de ánimo.

Ruptura de la comunicación con la familia y entorno próximo, aislamiento.

Cambios en la forma de hablar, de vestir y del grupo de amigos.

Evidentemente, todos estos indicadores sólo tienden a poner en alerta a los padres, pues las mismas conductas pueden presentarse por motivos completamente diferentes.

Se trata entonces de tener en cuenta que “algo esta pasando” y de averiguar qué es, además de buscar atención profesional.



¿Cómo abordar a una persona con problemas de consumo?

Evite el diálogo bajo los efectos de la droga.


Evite reaccionar de forma intolerante o asumir una actitud de tranquilidad. Conductas como agredir a la persona, rogar o llorar para que busque ayuda, no son adecuadas.

La persona que aborde al consumidor(a) debe tener buena relación con él o ella.

No abordarlo(a) desde la culpa o la victimización.

Fortalecer las normas y establecer límites claros.

No buscar culpables si no soluciones, asumiendo responsabilidades.

Solicitar ayuda especializada, tanto para quien consume como para la familia.

Recuerda que la marihuana no es una sustancia inofensiva, realmente puede generar adicción y muchos problemas a quien la consume y no por el hecho de que pienses que no tendrás una dependencia, no te sucederá.




La Cocaína



¿Qué es la cocaína?

La cocaína es una sustancia obtenida por medio del procesamiento de las hojas de coca.

La planta de coca contiene más de 15 alcaloides, los cuales son responsables de los efectos tóxicos de la sustancia.

La pasta básica (sulfato de coca) de la cocaína se llama basuco y habitualmente se consume fumada. Luego del proceso de cristalización se produce el clorohidrato de cocaína, que es inhalado e inyectado.

Nombres populares: Pérez, perico, nieve, coca, polvo de la felicidad, concho, neblina, tamal, bazuca, blanquita, polvo de ángel.



Procesamiento de la cocaína

En el proceso de obtener cocaína a partir de la planta de coca, se utilizan ácidos y sustancias tóxicas que ocasionan daños al ser humano.

Además, los traficantes le agregan talcos, cal, polvo de ladrillo y cemento que la convierten en una sustancia todavía más perjudicial.



¿Qué ocurre en mi organismo cuando consumo cocaína?

Los efectos duran de 7 a 90 minutos y con el uso frecuente duran menos, lo que obliga a consumir más (tolerancia). Es eliminada por la orina.

La persona inicialmente consume para sentirse bien, para estar contenta y sentir confianza en sí misma.

El consumo de cocaína produce, a los pocos minutos palidez, aumento del pulso, aumento de la presión arterial, de la temperatura, dilatación de la pupilas, temblor muscular, dolor de cabeza, aumento del estado de alerta, contracciones musculares, calambres, agresividad, irritabilidad, pérdida del sueño, sudoración, perdida del contacto con la realidad y depresión.



¿Existen otros efectos secundarios para mi salud?

Sí, son múltiples y desagradables, van desde las congestiones severas y sangrado de mucosa nasal hasta estados patológicos severos como “psicosis cocaínicas” caracterizadas por ideas persecutorias, alucinaciones visuales y auditivas y reacciones agresivas. Pero ojo, antes de llegar a esta situación los usuarios crónicos muestran crisis de ansiedad, tendencia a emplear dosis cada vez mayores y más frecuentes de cocaína, insomnio, depresión, desazón, irritabilidad, desinterés por su trabajo, su familia y sus relaciones sociales e inicio de comportamientos delictivos para resolver problemas tales como deudas económicas (cheques sin fondos, estafas, abuso de confianza).

En los casos extremos, y las estadísticas de policía son claras en este sentido, las posibilidades de realizar crímenes violentos aumentan considerablemente. Por otra parte, debido a los efectos crónicos de la cocaína, se pueden producir muertes por sobredosis o por ejercicios muy exigentes luego de la ingestión.



Más complicaciones para tu salud

El consumo de cocaína puede producir falla en el riñón, rinitis, sinusitis y perforación del tabique nasal, convulsiones, jaqueca, infarto y hemorragias cerebrales, presión alta, arritmias, infartos cardiacos. En mujeres en embarazo puede producir abortos y bebés prematuros, con retardo en el crecimiento y malformaciones.

La persona puede morir por sobredosis. Generalmente esta muerte proviene por infarto al corazón.



¿Qué sucede si mezclo cocaína con licor?

En especial durante las fiestas y rumbas de fines de semana muchas personas comienzan tomando cerveza, ron o aguardiente y cuando quieren tener sensaciones más fuertes o atenuar los efectos del licor inhalan o se inyectan cocaína lo que, según los expertos “es como si se pusieran un revólver en la cabeza”. La combinación de cocaína más alcohol se convierte en el organismo en una tercera sustancia llamada cocaetileno o etilcocaína y produce en los humanos el cierre de las arterias que llegan al corazón, lo cual genera arritmias, convulsiones y finalmente lleva a la muerte. Existe el riesgo de llegar a una intoxicación aguda o coma etílico sin que la persona se dé cuenta.




Mitos sobre las Drogas

Mito 1: “Mi hijo sólo consume licor y cigarrillo, pero no tiene esos otros vicios tan peligrosos”. Así se expresan los padres de familia sobre este mito que ha sido ampliamente difundido y que se fundamenta, erróneamente, en la idea de que el cigarrillo y el licor, por ser sustancias de comercio legal y socialmente aceptados, “no generan dependencia y son menos perjudiciales para la salud”. Lo cierto es que el alcohol y el cigarrillo son tan adictivos como las demás drogas.





Mito 2: “La marihuana es pura naturaleza. De la mata a la boca nada la toca”. Este mito parte de considerar que la marihuana, al no ser mezclada con otros componentes químicos en su proceso de preparación, es menos inofensiva y no produce adicción. La verdad es que la marihuana sí produce adicción y posee unas veinte sustancias tóxicas que producen efectos dañinos en el cerebro, el funcionamiento hormonal y la mayoría de los órganos del cuerpo humano.

Se ha pensado que el consumo oral de marihuana en tortas, aromáticas, té, galletas o sancocho es más inofensivo que la marihuana fumada. Las estadísticas médicas señalan que, por el contrario, el consumo de marihuana en alimentos aumenta el riesgo de intoxicación y otras complicaciones orgánicas.





Mito 3: “El drogadicto no necesita ayuda, el que quiere dejar el vicio lo deja solo, todo es cuestión de voluntad”. Este ha sido otro de los grandes imaginarios de la población. Se considera que cada quien se “mete al vicio porque quiere” y que, de la misma manera, cada quien sale cuando “le da la gana”. Si bien es cierto que la voluntad es un factor importante dentro de los procesos de recuperación, se calcula que sólo un 10 por ciento de los adictos logran parar el consumo por su propia cuenta. En los demás casos será necesario solicitar ayuda profesional.






Mito 4:“Si mis padres consumen drogas es normal que yo consuma drogas”. Este mito parte de considerar que, fatalmente, “todo hijo de adictos debe ser adicto”. Cabe la pena considerar que el consumo de drogas está determinado por causas de tipo biológico (herencia), individual (estructura de personalidad) y social (relación con familia y amigos). Por lo tanto, si bien tener padres consumidores puede representar un factor de riesgo, esto no implica que los hijos deban ser consumidores; además, contamos con factores protectores que pueden fortalecer nuestras decisiones.








Mito 5:“Las drogas y el sexo se la llevan bien”. Desde tiempos muy remotos el hombre y la mujer han buscado sustancias que les permitan incrementar su placer sexual y han recurrido a plantas, alimentos y por supuesto, a compuestos químicos como lo son las drogas.

Aunque al consumirlas en dosis bajas, aparentemente aumenten el deseo sexual, pueden producir daños irreversibles; ya que en pocas horas producen: fatiga, dificultad para concentrarse, anorexia, apatía, insomnio, pérdida de memoria, depresión, irritabilidad, dolores musculares, y por supuesto, problemas más graves como falta de deseo sexual, impotencia, frigidez y esterilidad.







Mito 6:“Hay que probarlo todo en la vida”. Por culpa de este mito muchos jóvenes han caído en el consumo de drogas tan poderosas como la heroína. Se parte de considerar que la juventud es una época de locura, placeres y sensaciones diferentes y que en esa carrera frenética hay que probarlo todo en materia de sexo, drogas y otras conductas de riesgo. Enseñar a los jóvenes a ser autónomos, pero a la vez responsables de su bienestar; a disfrutar de un paseo, una caminata, una película, a entretenerse en familia y a ser conscientes de las cosas que les hacen daño, son tareas fundamentales para combatir este mito.







Mito 7:“Para pasar bueno en la rumba hay que consumir drogas”. Este mito implica que: “rumba sin guaro no es rumba”, “hay que emborracharse para pasarla bueno, eso de quedar como medio prendo no aguanta”. Adicionalmente, muchos jóvenes consumen cigarrillos en las rumbas porque expresan que allí es imposible dejar de hacerlo y la música electrónica se siente mejor, por ejemplo, si se combina con popper y éxtasis. Estos mitos están muy asociados a la presión de grupo y llevan a que muchos jóvenes, sin darse cuenta, a pasar del consumo social a una compleja adicción.







Mito 8:“Todo adicto es irresponsable, cochino, degenerado, tramposo, mentiroso, manipulador, se hace la víctima”. Este mito recoge todos los estigmas sociales que han caído sobre las personas con problemas de adicción. Son rótulos o etiquetas que terminan señalando cómo los adictos son desviados sociales que no merecen ningún tipo de ayuda. Acabar con este mito es muy importante, pues muchas veces las familias no son conscientes de la importancia de su acompañamiento dentro del proceso de tratamiento del enfermo.





Mito 9:“La marihuana cura enfermedades y el licor mata las lombrices”. Este mito le atribuye ciertos beneficios terapéuticos a las drogas, como por ejemplo que el alcohol purifica la sangre, que tomar licor es una buena medida para conservar el calor o que la marihuana cura el cáncer. Si bien es cierto que algunos derivados de la marihuana son empleados con fines medicinales en enfermos terminales, en países como Holanda, Estados Unidos y España, esto solo se hace bajo un contexto médico. En nuestro medio no hay autorización legal para utilizar la marihuana como medicamento.







Mito 10:“Las drogas te ayudan a olvidar los problemas”. Este es uno de los argumentos más utilizados por los jóvenes al momento de justificar el consumo de drogas. Lo cierto es que todos los adictos, independientemente de considerar su problema con las drogas, reconocen que, por el contrario, éstas agravan todos sus problemas a nivel familiar, laboral, académico y social, y que además se convierten en la causas de graves enfermedades físicas y trastornos mentales.







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